Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

I Macabeos 6, 1-25

1 El rey Antíoco, en su recorrido por la región alta, tuvo noticia de
que había una ciudad en Persia, llamada Elimaida, famosa por sus riquezas,
su plata y su oro.

2 Tenía un templo rico en extremo, donde se guardaban armaduras de
oro, corazas y armas dejadas allí por Alejandro, hijo de Filipo, rey
de
Macedonia, que fue el primer rey de los griegos.

3 Allá se fue con intención de tomar la ciudad y entrar a saco en ella.
Pero no lo consiguió, porque los habitantes de la ciudad, al conocer
sus
propósitos,

4 le ofrecieron resistencia armada, y tuvo que salir huyendo y
marcharse de allí con gran tristeza para volverse a Babilonia.

5 Todavía se hallaba en Persia, cuando llegó un mensajero
anunciándole la derrota de las tropas enviadas a la tierra de Judá.

6 Lisias, en primer lugar, había ido al frente de un poderoso ejército,
pero había tenido que huir ante los judíos. Estos se habían crecido con las
tropas y los muchos despojos tomados a los ejércitos vencidos.

7 Habían destruido la Abominación levantada por él sobre el altar de
Jerusalén. Habían rodeado de altas murallas como antes el santuario,
así
como a Bet Sur, ciudad del rey.

8 Ante tales noticias, quedó el rey consternado, presa de intensa
agitación, y cayó en cama enfermo de pesadumbre por no haberle salido las
cosas como él quisiera.

9 Muchos días permaneció allí, renovándosele sin cesar la profunda
tristeza, hasta que sintió que se iba a morir.

10 Hizo venir entonces a todos sus amigos y les dijo: «Huye el sueño
de mis ojos y mi corazón desfallece de ansiedad.

11 Me decía a mí mismo: ¿Por qué he llegado a este extremo de
aflicción y me encuentro en tan gran tribulación, siendo así que he
sido
bueno y amado en mi gobierno?


12 Pero ahora caigo en cuenta de los males que hice en Jerusalén,
cuando me llevé los objetos de plata y oro que en ella había y envié gente
para exterminar sin motivo a los habitantes de Judá.

13 Reconozco que por esta causa me han sobrevenido los males
presentes y muero de inmensa pesadumbre en tierra extraña.»

14 Llamó luego a Filipo, uno de sus amigos, y le puso al frente de
todo su reino.

15 Le dio su diadema, sus vestidos y su anillo, encargándole que
educara a su hijo Antíoco y le preparara para que fuese rey.

16 Allí murió el rey Antíoco el año 149.

17 Lisias, al saber la muerte del rey, puso en el trono a su hijo
Antíoco, al que había educado desde niño, y le dio el sobrenombre
de
Eupátor.

18 La guarnición de la Ciudadela tenía sitiado a Israel en el recinto
del Lugar Santo; buscaba siempre ocasión de causarle mal y de
ofrecer
apoyo a los gentiles.

19 Resuelto Judas a exterminarlos, convocó a todo el pueblo para
sitiarles.

20 El año 150, una vez reunidos, dieron comienzo al sitio de la
Ciudadela y construyeron plataformas de tiro e ingenios de guerra.

21 Pero algunos de los sitiados lograron romper el cerco y
juntándoseles otros de entre los impíos de Israel,

22 acudieron al rey para decirle: «¿Hasta cuándo vas a estar sin hacer
justicia y sin vengar a nuestros hermanos?

23 Nosotros aceptamos de buen grado servir a tu padre, seguir sus
órdenes y obedecer sus edictos.

24 Esta es la causa por la que nuestros conciudadanos se nos
muestran hostiles. Han matado a cuantos de nosotros han caído en sus
manos y nos han arrebatado nuestras haciendas.

25 Pero no sólo han alzado su mano sobre nosotros, sino también
sobre todos tus territorios.